Benito Pérez Galdós
Espasa.
187 páginas.
Benito Pérez Galdós es un autor de obligada lectura, más aún para un español. Su prosa es excepcional. Le gusta escribir con artificio, con una gran riqueza léxica y, al mismo tiempo, consigue una armonía que embauca al lector. A tanta calidad literaria hay que añadir que es un excelente cronista de su tiempo. Por todo ello, la lectura de la Corte de Carlos IV resulta fascinante.
En esta novela, la segunda de la primera serie de los Episodios Nacionales, Gabriel Araceli nos cuenta cómo vivió aquellos momentos de la historia de España, allá por 1807, cuando aún era un adolescente. A través de este humilde narrador, Galdós nos sumerge en el mundo indeciso e inocente del joven Gabriel, en sus inquietudes sobre su futuro y, mejor aún, nos trasmite de forma fidedigna lo que era aquella España, no sólo la historia sino, mejor aún, su intrahistoria, con los vicios y virtudes de los personajes cotidianos de ese tiempo. El lector se ve como un espectador privilegiado de ese viejo reino; de sus luchas intestinas dentro del teatro (lo tradicional contra los clásico, el antiguo régimen contra la modernidad, lo propiamente español contra lo afrancesado); de sus intrigas y sus conspiraciones palaciegas (el Escorial); del descontento de un pueblo llano que sólo ve a un advenedizo sin mérito empeorando el gobierno de los asuntos de la Corona y que busca cualquier clavo ardiendo al que confiarse mientras los estados privilegiados sólo se interesan por sacar tajada, cada uno tomando partido bien por el Rey padre bien por Fernando…
No cabe duda de que para un amante de la historia se trata de la experiencia más deseable. Viajar a 1807 por un módico precio y conocer el sentir de los españoles de entonces y lo mejor: cómo vivían en esa sociedad que, sin saberlo, veía morir el Antiguo Régimen y sucederse importantes acontecimientos para la historia.
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